Huele a podrido pero puede ser la base para teléfonos sustentables 🤔
Existe una fruta que es llamada como “el alimento más apestoso del mundo”. Este fruto se encuentra en Indonesia y se llama Durian. Tal es su hedor que hasta algunos hoteles del sudeste asiático la tienen prohibida. Su aspecto, además, no es muy agradable pues está cubierta por espinas.
Sin embargo, esta apestosa fruta sería capaz de cargar la batería de un smartphone. Esto según Vincent G. Gomes, profesor asociado de la Universidad de Sydney.
Este profesor describe un método novedoso para usar los desechos biológicos del durián para fabricar cargadores eléctricos más rápidos y eficientes.
El durián ayuda por su precisión estructural de la biomasa natural, con sus poros estratégicamente diseminados, lo cual ofrece un recurso excepcional como plantilla para la síntesis de materiales basados en carbono.
Como funciona
En el contexto actual la adopción de supercondensadores sigue siendo costosa, por lo tanto el durián sería una opción relativamente económica.
Las baterías convencionales tienen dos electrodos, separados por un electrolito, que es solo una sustancia química que sirve como catalizador para originar una reacción química dentro de la batería. Estas reacciones convierten los productos químicos del interior de una batería en nuevas sustancias que liberan energía eléctrica.
Las baterías recargables, por el contrario, permiten que las reacciones químicas internas se ejecuten en ambas direcciones, volviéndose de naturaleza cíclica. Es por eso que la batería de iones de litio dentro de un smartphone, por ejemplo, se puede cargar y descargar una y otra vez.
En cambio, los supercondensadores, serían más eficientes. Gomes y el resto de su equipo, entonces, liofilizaron la biomasa de dos frutas, tanto el durián como la jaca, que transformaron en aerogeles de carbono estables un material sintético extremadamente liviano y poroso.