Esta chica de Argentina nos motiva a seguir viajando 👩✈💞
Conocí a Rocío Piazze en línea, durante la cuarentena mundial que vivimos actualmente, en uno de los grupos de viaje por Facebook, después tuve la oportunidad de hablar con ella y es una apasionada de los viajes, estudiosa, enamorada y escritora. Así que me dio permiso de exponerle su mensaje al mundo, para expresar que no estamos solos, ante ésta situación somos uno mismo.
¡Gracias Rocío!
“Hace apenas un mes, para no irnos más atrás, yo pensaba que podía planearlo todo. De hecho, me gustaba hacerlo. Mis viajes, mis estudios, mis oportunidades. Aunque algo en mi corazón me hacía sentir con profundidad, que lejos estaba de ser la dueña de un destino tan idílico. Por alguna razón, siempre me despedía de las personas que había llegado a amar con tristeza, y de los sitios de los que me enamoré, con miedo de que no hubiera un reencuentro. Siempre fui consciente, detrás de una personalidad tan ceñida a mis metas dominables, que aunque pensara tanto en el futuro, me pertenecía solamente el presente. Es una realidad, no estoy descifrando ningún inteligente secreto.
Hace apenas un mes, estaba segura que en 60 días, me reencontraría en Madrid con el hombre que me quiere. Nos despedimos en el aeropuerto, yo preocupada, pero sin hacer un “Big deal” de todo eso. Hace un mes, apliqué a entusiastas oportunidades de trabajo en mi ciudad y hace un mes, planeé un viaje a Egipto con personas que ahora no estoy segura de cuánto tiempo pasará hasta que vuelva a verlas. Hace un mes, mi sonrisa de seguridad no estaba completamente segura y por eso no quería dejar de abrazar a la persona que tanto amo. Él sin embargo, estaba convencido de que todo iba bien.
No es que las cosas hayan salido mal, pero ahora estoy llena de dudas. La humanidad es frágil, pero también es fuerte y empática. Siempre digo que hay gente mala en el mundo, pero también agrego que hay mucha gente buena. Demasiada. Hoy extraño a cada persona que hizo de mí, un ser viajero sin miedos a vivir cada experiencia al máximo. Fueron extraños que conocí en menos de 2 días en un viaje a Portugal; fueron personas que me recibieron en Madrid con los brazos abiertos durante meses.
Porque al viajar, aprendes a amar las diferencias que nos caracterizan, pero en este momento un muro de melancolía no nos deja pensar. En este momento lamentamos no poder subir a ese avión para reencontrarse a uno mismo del otro lado del mundo. Lamento el miedo, el encierro, el no poder abrazar a quien quiero abrazar. Pero pensemos que al ser viajeros las distancias se reducen e incluso a veces no existen. Volveremos a ver a nuestros seres amados, amigos y a compartir esa hermandad; volveremos a ser trotamundos la otra parte que nos reste de vida, aquí o en otro sitio.
Es así que de un mes para el otro, los planes se derrumban y hacemos lo mejor para reconstruirlos. Es así que cuando todo se va de nuestro control, nos detenemos a aprender más, porque la vida nos enseña muchas cosas, que a veces en medio de nuestros problemas enormes no escuchamos, no vemos, no pensamos y no sentimos… Apreciemos la dedicación, la predisposición y el altruismo de los médicos; que nazca en ti un deseo de hacer lo mismo simplemente para que otra gente no la pase mal.
La humanidad es fuerte, es poderosa y es resistente, el ser humano es inteligente. En todo caso, no le tememos al virus como tal, sino a la maldad y al individualismo, pero del mismo humano.
¡Fuerza y paciencia para todo el mundo! Aunque te quedes en casa.
¡Vamos mundo, vamos!”
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