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Todas las personas solemos querer una mejor apariencia física, por ello tratamos de cuidar nuestra alimentación, hidratarnos y mantenernos sanos de forma general, sin embargo, siempre hay afecciones de la piel que nos molestan.
Cuando se trata de alimentos y enfermedades, muchas veces la asociación de causa y efecto es algo borrosa. Por ejemplo, durante muchos años, a las personas que sufrían de rosácea, se les recomendaba que no consumieran café ni comida picante, y que se mantuvieran alejados del sol. Pero un nuevo estudio acaba de desmentir la relación entre la cafeína y la rosácea, abriendo una ventana de oportunidad para las personas que padecen esta enfermedad.
¿Qué es la rosácea?
La rosácea es una condición en la piel que ocasiona que las mejillas de algunas personas tengan un color rosado o rojo. A veces se presentan pequeñas protuberancias que pueden parecerse un poco al acné, y si se observa de cerca, se verán pequeños vasos sanguíneos justo debajo de la superficie de la piel. En casos más severos puede afectar la barbilla, la frente, la nariz, las orejas, los párpados y otras superficies de la piel.
Causas
En realidad, no se sabe con exactitud la causa de esta enfermedad, existen teorías que dicen se trata de una condición genética, otras piensan que se trata de una enfermedad autoinmune. Al final ninguna explicación es cien por ciento segura, sin embargo, no existe una cura, únicamente se utilizan antiinflamatorios tópicos y antibióticos para reducir el enrojecimiento y la inflamación.
Café y rosácea
En el estudio se analizó la información de salud de 82,737 mujeres durante más de una década, 4,945 de ellas con rosácea. Se encontró que aquellas que reportaron beber cuatro o más tazas de café al día, tuvieron significativamente menos probabilidades de reportar un diagnóstico de rosácea que aquellas que bebieron poco o nada de café.
Algo importante es que el efecto de la cafeína es sólo del café, el efecto protector no se asoció con la cafeína obtenida de otras fuentes como té, refrescos y chocolate.