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A muchas personas les gusta salir a tomarse unos tragos por la noche después de una larga jornada laboral, sin embargo, tal vez sus parejas no amen tanto esta costumbre.
Hay gente que decide relajarse en el bar con sus amigos muy seguido y aprovechan cualquier pretexto para salir por un trago.
Lo anterior le sucedía mucho a Paul Tapper, hombre que vive en el poblado de Devon, Inglaterra y a su esposa Jayne, que claramente no es fanática de esta situación.
“A mi esposo Paul, de 53 años, ingeniero de profesión, siempre le había encantado ir a nuestro pub local y nunca parecía que pudiera tenerlo a él en casa. Y entonces pensé: ¿por qué no crear mi propio pub para que mi esposo esté en la casa?”, contó Jayne Tapper.
Jayne es enfermera y por sus horarios solo podía verlo, generalmente, por las noches, pero era justo en ese horario cuando su marido huía al bar.
Harta de esta situación y ver que su pareja no cambiaría decidió construir un bar en el jardín de su casa para evitar que él se saliera. Así todos ganarían, él podría beber e invitar amigos y ella se aseguraría de que estuviera en casa y convivir con él.
Su bar
Como todo buen bar fue nombrado por Jane como “La casa del perro”, de acuerdo a medios locales que compartieron.
““Trabajé para que fuera todo un pub, al principio era como una casa del árbol. Pero quería que la gente se sorprendiera, así que continuamos transformándolo en un mini pub. Ahora puedo decirles a mis conocidos que mandé a mi esposo a la casa del perro”, dijo Jayne.
El costo de tener a su marido feliz en casa le salió en nada más y nada menos que medio millón de pesos, pero salvar su matrimonio no tuvo precio.