Conoce al mensajero de la muerte ☠
Desde la antigüedad, en la cultura maya se creía que los búhos y lechuzas eran animales especiales, su capacidad de volar los convertía en mensajeros, pero no cualquiera. Estas aves nocturnas provenían del inframundo y eran sus mensajeros con el mundo terrenal.
Así nació la ‘Leyenda del Tunkuluchú’, capaz de distinguir el olor y el sonido de la muerte, fue una figura de mal augurio por ser un animal que anunciaba la muerte.
Aunque las aves eran animales sumamente importantes para la cosmogonía de las culturas antiguas, especialmente el vuelo del Tunkuluchú intrigaba a los humanos, porque éstas aves tenían contacto tanto con la Tierra como con el cielo, y en este caso, con el inframundo.
Creyendo que el alma humana tomaba distintos caminos, los mayas decían que: “El pájaro que se posa en la tierra y luego asciende, simboliza la tendencia ascendente del espíritu humano hacia el más allá”.
El tecolote, como se le conoce a los búhos en México, era el ave mensajera entre la muerte (como deidad) y Xibalbá, el inframundo maya.
La leyenda del Tunkuluchú
La leyenda del Tunkuluchú, dice que éste fue invitado a una fiesta en el palacio del reino de las aves y una vez allí, se le dio el lugar más importante en la mesa gracias a su aspecto y sabiduría. Comió los platillos más deliciosos, pero las demás aves lo embriagaron con “balché”, la bebida alcohólica maya. Así que, después de risa y fiesta, un humano entró a la fiesta, terminando con la diversión.
Tomó al tecolote y lo convirtió en bufón haciéndole quedar en ridículo ante todos, entonces, el pájaro le juró anunciar su hora final y esperarlo para llevarlo a Xibalbá cuando tocase su turno. Así pues, cada que un tecolote se cruza en el camino, anuncia tu muerte o la de algún ser cercano.