No se ve como chocolate, no huele como uno y no sabe como uno 🤔🤷♀
El chocolate blanco es el favorito de muchas personas pues su textura cremosa y su facilidad para combinarse con cosas como galletas o frutas resulta muy adictiva y deliciosa. Sin embargo, técnicamente hablando no es un chocolate.
¿Cómo que no es chocolate?
La controversia surge porque el chocolate blanco no es auténtico porque no contiene sólidos de chocolate (cacao puro), sino que se hace a partir de una mezcla de manteca de cacao, leche, azúcar, grasa de leche y lecitina. Para que un chocolate blanco pueda salir al mercado debe componerse de un 20 por ciento de manteca de cacao, 55 por ciento de azúcar, 14 por ciento de sólidos lácteos y 3.5 por ciento de grasa.
Además, este delicioso bocadillo no contiene los beneficios del cacao, así que en términos de salud no aporta fibra, vitaminas, minerales ni antioxidantes, por lo cual su consumo es únicamente por placer.
Muchas veces, el “chocolate blanco” ni siquiera tiene esa etiqueta como tal, pues sus fabricantes sustituyen la manteca de cacao por grasas vegetales o animales así que puede que no contenga absolutamente nada de cacao.
¿Cómo identifico un falso chocolate?
Los productos que no tienen porcentaje de cacao son fáciles de identificar gracias a su tonalidad. Un buen chocolate blanco tiene una tonalidad marfil, ligeramente perlada y la textura en boca es cremosa y poco invasiva, por lo cual el sabor perdura más.
A diferencia del producto que si contiene manteca de cacao, los productos con aditivos y mayor porcentaje de manteca vegetal tienen una tonalidad distinta, pues la suya es totalmente blanca y la consistencia en boca es muy grasosa con un ligero sabor mantecoso.
Una desventaja del chocolate blanco es que es mucho más rico en azúcares y grasas que el chocolate normal, sin embargo, los consumidores suelen preferirlos porque siempre es dulce, en cambio, los chocolates con mayor porcentaje de cacao suelen ser amargos.