¿Estas muy lleno pero quieres postre? Mejor piénsalo dos veces ✋
Es oficial: ya entramos en la temporada de comer en exceso. Las festividades de octubre, noviembre, diciembre y enero son el pretexto perfecto para dejar de cuidar las porciones y darnos un buen gusto con la comida, sin embargo, además los kilitos extra, comer en exceso tiene muchas repercusiones en el organismo.
En el cerebro
Consumir mucha comida parece activar senderos del sistema inmunológico habitualmente dormidos en el cerebro, lo que hace que las células inmunes ataquen y destruyan a invasores que no están allí. Lo anterior repercute en la salud pues al “enloquecer” el cerebro podría causar diabetes, enfermedades cardiacas y otras dolencias.
Desequilibrio hormonal
Nuestro cuerpo tiene una forma muy compleja de decirnos cuándo tenemos hambre y cuando no, para ello produce una serie de hormonas que nos avisan si ya nos hemos saciado o aún tenemos hambre. Cuando se come en exceso, dos de las hormonas más importantes (la grelina y la leptina) cambian su comportamiento normal, lo cual causa que se tengan que producir de más para lograr disminuir el apetito.
¡Estoy a punto de estallar!
Es muy común utilizar la frase anterior cuando ya nos sentimos muy satisfechos después de una comida copiosa, sin embargo, es más cierta de lo que nos gustaría. Cuando estamos “a punto de estallar” la comida va intentar salir y únicamente tiene dos direcciones: por donde entró o por el sistema digestivo.
Comer en exceso causa indigestión, es decir el ácido del estómago puede acabar subiendo por el esófago y quemando las paredes intestinales. Además, el cuerpo tiene que desviar gran parte de su energía para digerir la comida, lo que hace que nos sintamos cansados y somnolientos.
Todos hemos pensado cosas como “estoy a punto de estallar” y por desgracia esta situación es posible. Hay casos en los que el estómago se vuelve tan grande que se rompe por el gran volumen de comida que contiene. Un ejemplo es una mujer de 23 años que tenía más de 2 mil 500ml en el estómago (lo normal es 800 ml), lo que provocó que se hinchara tanto que llenaba todo el abdomen, desde las costillas hasta la pelvis. Eventualmente se perforó y necesitó una cirugía de emergencia.
Morir por comer en exceso
Existen muchos informes de personas que han terminado su vida por no saber controlarse a la hora de comer. Es algo muy raro, pero sucede. Una persona murió al romperse el esófago, el tubo que conecta la boca con el estómago, y en otros casos, como decíamos, la ruptura del estómago puede ser la causante de la muerte.
Un ejemplo de lo anterior es una mujer que en 2010 decidió comer en la cena navideña 22 kilos de pavo, 13 de jamón, 15 de patatas, verduras y relleno, 8 litros de salsa y postre. Evidentemente su Navidad no terminó bien y perdió la vida.
Otro famoso ejemplo fue el rey de Suecia Adolf Fredrik, quién era famoso por su amor a la comida y un día decidió tomar un gran banquete que incluía langosta, caviar, chucrut y arenque ahumado. Además, como acompañamientos decidió incluir grandes cantidades de champange y por si no fuera poco decidió que para postre 14 raciones de semla en leche caliente eran suficientes. Al terminar su comida el rey murió a causa de problemas intestinales.