Ellos pueden tener una vida productiva y normal 🙌👏
Hay muchos mitos y creencias en contra de las personas que viven con Síndrome de Down, como que no pueden integrarse a la sociedad ni ser productivos, sin embargo, el Café Cordica 21 muestra lo contrario pues es atendida por personas con Síndrome de Down.
Este lugar se encuentra ubicado en Guadalajara, México, y se dedica no sólo a servir las mejores tazas de café, sino a mejorar la calidad de vida de algunas personas que viven con este padecimiento.
A nivel mundial, se estima que la incidencia de este síndrome es de 1 entre cada mil personas y 1 de cada mil 100 recién nacidos. Además, en México de acuerdo con datos preliminares de la Dirección General de Información en Salud, durante 2018 nacieron 351 niñas y 338 niños con Síndrome de Down.
En la cafetería trabajan 10 jóvenes de entre 20 y 25 años con este trastorno. Ellos atienden las mesas y aprenden a desarrollar sus aptitudes en el lugar. Además, ahí se llevan a cabo prácticas adicionales como talleres de pintura, talleres de baile, prácticas de fútbol e incluso clases de repostería dos veces por semana.
El proyecto surgió hace un par de años para que las personas con Síndrome de Down tengan la posibilidad de integrarse dentro de la sociedad y poderse preparar para una vida laboral cotidiana que les pudiera brindar éxito en el futuro.
Cordica 21 nació como un club deportivo de fútbol para personas con este síndrome, sin embargo, con el paso de los años se convirtió en una organización que ofrece talleres de baile, terapias físicas, teatro y pintura y este tipo de espacios de inclusión laboral.
«Más que un negocio se trata de una cafetería-escuela, donde los chicos aprenderán a ser productivos por sí mismos, para que en un futuro aspiren a proyectos más grandes», cuenta la integrante del proyecto Laura Ruiz.
A pesar de lo anterior, el trabajo de los chicos es remunerado pues trabajan en grupos de 2 o 3 turnos por turnos de 2 horas.
«Sólo queremos acompañarlos en cada etapa de su vida y ayudarlos a que desarrollen cada una de sus capacidades en un entorno de inclusión», cuenta Ruiz.