¿Hay esperanza para los pulmones de nuestro mundo? 🍃🌎
Bolivia
En este país, la ganadería y agricultura son las principales causas de que ya no existan 154,000 hectáreas de bosque tropical. Las empresas ganaderas talan los árboles a fin de hacer espacio a sus ejemplares para que pastoreen. Los corporativos de agro-alimentos también expanden sus terrenos de cultivo. Las empresas en estos giros no se preocupan en el impacto ambiental de sus acciones.
Colombia
Alrededor de 180,000 hectáreas de vegetación fueron arrasadas en Colombia hasta 2018. El motivo tiene que ver con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de este país (FARC) y la iniciativa privada. Cuando las guerrillas ocupaban el Amazonas, no había inversiones que talaran los árboles. Tras el proceso de paz, muchos negocios explotan la selva, principalmente el sector ganadero.
Indonesia
¿Te suena el aceite de palma? Obtener este preciado producto es el principal motivo por el cual Indonesia se quedó sin 340,000 hectáreas de árboles. Este aceite es muy popular entre la industria cosmética y alimenticia. Lo que también contribuye muchísimo a la deforestación en este país es la producción de papel.
Congo
Casi medio millón de hectáreas, 480,000 mil para ser precisos, se quedaron sin árboles en la República Democrática del Congo. Eso equivale a la superficie de 3 Ciudades de México. Aquí el problema es la quema de la vegetación para preparar el terreno para la agricultura, la tala ilegal, la construcción de carreteras, pero principalmente la recolección de carbón. Sucede que casi nadie tiene acceso al servicio de electricidad, así que deben usar este mineral para sus necesidades.
Brasil
El caso en este país es especialmente lamentable y muy delicado, pues su territorio forma parte de uno de los principales ‘pulmones’ de nuestro planeta: el Amazonas. Esto, por supuesto, no es suficiente para que las autoridades cuiden su vegetación. Registros de 2018 indican que se perdieron 1.3 millones de hectáreas de este valioso ecosistema que ayuda a combatir el calentamiento global gracias a su capacidad de absorber grandes cantidades de dióxido de carbono.
El escenario se pone todavía más negro (literal) por el incendio que ha convertido al menos 500,000 hectáreas más de selva en carbón y cenizas. Todo esto sin mencionar la muerte de miles de animales, entre los cuales algunos están en peligro de extinción, como el delfín rosado.