Ha tenido clientes como Ernest Hemingway 🤓
El restaurante más antiguo del mundo se encuentra en Madrid, España y se especializa en la carne asada ¡desde 1725! Por lo que lleva casi 300 años con las puertas abiertas para saciar el hambre de todas las generaciones que han pasado por ahí.
Sobrino de Botín es el nombre del lugar que ha tenido clientes como Ernest Hemingway o Graham Greene. En la zona en la que se encuentra se le conoce como ‘el Madrid de los Austrias’ y corresponde al trazado medieval de la ciudad.
El establecimiento comenzó en 1725 cuando el cocinero francés, Jean Botin, junto a su esposa de origen asturiano, la abrió como una posada y ofrecía habitaciones junto con una cocina en la que preparaba únicamente lo que los viajeros llevaran, ya que estaba prohibida la venta de comidas en los establecimientos de hospedaje.
Las alteraciones desde su fundación han sido mínimas a pesar de haber pasado por varios propietarios pues siempre han querido conservar el ambiente de la fonda. Si se quiere comer ahí las especialidades en la carta del restaurante son: los corderos y los cochinillos asados.
La Bodega
Lo más impresionante del local es una bodega meramente decorativa que tiene en su parte más baja. Ahí tienen botellas muy antiguas que ya no son aptas para el consumo, pero que son parte esencial de la decoración.
Algunas botellas llevan tanto tiempo en la bodega que han quedado literalmente irreconocibles, por lo que resulta ya muy difícil conocer la antigüedad de los vinos que tienen ahí.
Celebridades literarias
Ernest Hemingway visitaba con frecuencia el restaurante, e incluso escribió en su novela “muerte en la tarde” la siguiente frase: “Entretanto, prefería cenar cochinillo en Botín en lugar de sentarme y pensar en los accidentes que puedan sufrir mis amigos”.
Mientras que en su novela “Fiesta” publicó lo siguiente: “Comimos en Botín en el comedor de arriba. Es uno de los mejores restaurantes del mundo. Tomamos cochinillo asado y rioja alta”.
También el escritor Benito Pérez Galdós menciona el restaurante en su novela “Fortunata y Jacinta”: “cenó en la pastelería del Sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros…”.
A su vez, el británico Graham Greene, mencionó en su obra “Monseñor Quijote” lo siguiente: “… propongo que antes de comprar los calcetines morados nos regalemos con un buen almuerzo en Botín…”.
Otros de los escritores ilustres que han mencionado el restaurante en sus obras son Ramón Gómez de la Serna, Carlos Arniches, Arturo Barea y María Dueñas.