La naturaleza nunca fue más relajante
Las adicciones no son propias de los seres humanos. En el mundo animal también hay criaturas que no saben controlar ciertos hábitos recreativos. Acompáñanos en este “viaje espacial”.
Diversión subacuática
Además de ser un exótico y peligroso platillo, el pez globo es el dealer preferido de los delfines rugosos. Sucede que el venenoso animal segrega una sustancia llamada tetrodotoxina que pone a los cetáceos muy divertidos.
¿Rodolfo, eres tú?
En Siberia la naturaleza distribuye a los renos conocidos como caribús un chistoso hongo con propiedades alucinógenas. Sabes que estos mamíferos comieron demasiado si los observas corriendo en círculos y cayendo por la pérdida del equilibrio.
¡Llamas a mí!
Las llamas habrían descubierto sin proponérselo que las hojas de coca les producen una sensación analgésica. Sucede que las plantas con las que solían alimentarse no estaban disponibles y tuvieron que conformarse con coca, la cual tiene usos rituales entre los lugareños.
Ángeles en el cielo
Cuervos, sinsontes, pinzones y cornejas comparten un hábito en común: son adictas al ácido. Las aves dejan que hormigas trepen por sus plumas para frotarlas. Estos insectos segregan a su vez ácido fórmico que los pájaros usan como un estimulante equivalente al tabaco y alcohol para nosotros.
El gato volador
En general los felinos son muy susceptibles a una hierba conocida como catnip o menta gatera. Es fácil identificar a un gato bajo los efectos de esta planta si se le observa cazando ratones imaginarios, hiperactivos y con poco equilibrio.