El recetario contiene lo que sus hijos amaban😥
El 10 de mayo miles de mujeres festejaron el Día de las Madres junto con sus hijos, sin embargo, también hubo hijos que no pudieron festejar junto a sus madres pues fueron víctimas del feminicidio y madres que no estuvieron con sus hijos pues desaparecieron por el crimen y la delincuencia.
Madres sin hijos
Un grupo de mujeres llamadas “Las rastreadoras del fuerte” salen dos veces a la semana a recorrer la sierra en el norte de México en búsqueda de los restos de sus hijos, pues han desaparecido por la violencia que hay en esta parte del país.
Recetario de la memoria
Mirna Medina es una de esas mujeres, que pasó tres años buscando a su hijo hasta que encontró sus restos en una fosa clandestina. A mediados del año pasado, decidió junto con sus compañeras preparar este recetario para homenajear a los que ya no estaban.
La idea le encantaba, pero el hecho de pensar en preparar la comida preferida de Roberto, su hijo, le paralizaba el cuerpo. La cocina le despertaba demasiados recuerdos.
Finalmente se animó, y junto con otras madres publicarán un recetario de la memoria. Una guía gastronómica que dibuja entre platillo y platillo la silueta de las madres mexicanas que atraviesan por el dolor de perder a sus hijos.
Las “pizzadillas” de Roberto
La experiencia fue desgarradora y terapéutica a la vez. Cuando Mirna picaba el tomate, podía escuchar la voz de su hijo Roberto decirle: “no tan grande, madre, no tan grande”. O imaginarlo parado detrás de ella, metiendo una mano para pellizcar la carne que se doraba en la sartén.
“A él le gustaba que le hiciera esta receta porque decía que tenía todas las propiedades del mundo, todo lo que él necesitaba”, cuenta Mirna.
Las “pizzadillas”, la comida favorita de su hijo, son unas quesadillas rellenas de carne que él bautizó así.
Asesoramiento
Ninguna de estas mujeres tiene estudios gastronómicos, sin embargo, el proyecto estuvo apadrinado por los chefs mexicanos Enrique Olvera, Eduardo García y Óscar Herrera, quienes guiaron el libro hacia la rigurosidad gastronómica y ayudaron a costear la impresión.
Muchas de estas mujeres no habían vuelto a cocinar el platillo favorito de sus hijos, y algunas siguen sin saber si algún día podrán volver a ver a sus hijos comiendo.