La sangre es un ingrediente principal en estos guisados 🍖
Cada país y cada cultura tiene su propia manera de cocinar y sus propios hábitos culinarios. Lo que se come de forma normal en ciertas regiones para otras personas es una verdadera asquerosidad.
Un ejemplo de ello se da en la cocina clásica europea, donde se preparan los civet, que son guisos preparados con sangre de animal, cebolla y vino, principalmente tinto.
Civet
Los registros históricos nos dicen que el origen de los civet está en Occitania y Cataluña. Otro antecedente registra que los espartanos consumían una sopa que llamaban “caldo negro”, con sangre de cerdo, sal, aceite, hierbas aromáticas.
Aunque los civet más conocidos son el de liebre y ciervo, éstos no solo se limitan a animales de caza y pueden ser preparados hasta de langosta o langostinos.
Actualmente la sangre no figura en muchos de los menús de nuestros restaurantes favoritos, sin embargo, históricamente ha sido parte de la alimentación de muchas culturas. Por ejemplo, en México se consume en forma de moronga; mientras que en Chile tienen el “nachi”; se extrae la sangre fresca de un animal y se mezcla con cilantro, ají, sal, aceite y limón.
La sangre también es una extravagancia de la más elegante gastronomía, pues funciona como un espesante natural de salsas, por ello, a la hora de dar textura a una salsa es un elemento muy valorado por encima de maicenas, harinas o huevo, por ello el civet es muy popular.