Una tremenda granizada de proporciones bíblicas le puso un ‘estate quieto’ al intenso calor que se reportó hace algunos días en la ciudad mexicana de Guadalajara, Jalisco.
La madrugada del pasado domingo, una tormenta sacudió el cielo de la región. Pero nadie se imaginó que lo que parecía un aguacero, se convertiría en metro y medio de hielo sobre las calles.
Los pequeños y helados bloques saturaron rápidamente las coladeras, por lo que en minutos el nivel de granizo se elevó hasta llegar a las ventanas de las casas.
Nadie estaba listo para lo que vino después: el tránsito era imposible, el agua se metió (literalmente) hasta la cocina y multitud de coches resultaron dañados.