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El Imperio romano tuvo su máximo esplendor hace miles de años, cuando la antigua Roma era gobernada por los grandes emperadores y las personas de la nobleza. En ese tiempo, ellos impusieron muchas modas y tendencias, una de ellas la de comer acostados.
Comer acostados
Cada pueblo come diferente, por ejemplo, en algunos lugares de medio oriente se come sentados en el piso, mientras que en occidente casi todos comen sentados en sillas. En el caso de los romanos, ellos se tumbaban en una especie de sillón sofá que rodeaba una mesa excepto por el lado dónde se servía la comida.
Estos sofás se llamaban triclinium y en cada uno de ellos cabían tres personas. El triclinium no se usaba para todas las comidas, solo se usaba en la cena. Desayuno y comida se hacían de pie o fuera de casa. Porque los romanos tenían tabernas y tiendas de comida para llevar.
Distinción social
No todos los romanos tenían esa costumbre, de hecho, únicamente se hacía con las personas distinguidas. Cuando un señor adinerado o poderoso recibía en su casa, los invitados debían despojarse de sus sandalias y cambiar sus vestiduras por otras más cómodas.
Por ello, las mesas eran únicamente para las personas distinguidas, que se podían tumbar a cenar sin problema alguno y con toda la comodidad. Además, no todas las casas tenían cocina porque tenían miedo a los incendios, por lo cual solo los ricos se podían dar ese lujo.
¿Tiene algún beneficio?
Evidentemente, el beneficio principal de comer acostado es la comodidad, pero independientemente de eso otros de sus beneficios son que se mastica más lento y los nutrientes son mejor absorbidos por nuestro cuerpo. Sin embargo, todo el resto del proceso digestivo, en esta postura, es un problema.