
Es una buena opción para frenar el desperdicio de comida y cuidar tu salud 😍
Todos hemos sufrido al no saber si un alimento todavía se encuentra en buen estado o ya es mejor no comerlo, pero ahora esto podría terminarse. Científicos ingleses del Imperial College London diseñaron unos sensores inteligentes y ecológicos que ayudan a saber si un alimento con carne o con pescado está o no bien.

Lo anterior se conoce como Sensores de Gases Eléctricos en Papel (PEGS, por sus siglas en inglés), cuyos datos pueden ser leídos por prácticamente cualquier teléfono inteligente. Una persona sólo tendría que sostener su celular sobre el empaque de la comida para de inmediato detectar niveles de gases de descomposición como el amoniaco y la trimetilamina.

Ventajas
Una gran ventaja que tienen estos sensores es que son biodegradables, ecológicos y no tóxicos, así que por sí mismos no representan un riesgo para el medio ambiente. Otra cosa muy importante es que podrían ser incluso más certeros en sus datos que las mismas fechas de consumo preferente impresas en las etiquetas de los productos.
Usando los PEGS podría tenerse una idea más precisa de consumo responsable y saludable, independientemente de la fecha señalada en el empaque, lo cual disminuiría el desperdicio de alimentos.

Problemas de desperdicio
En el Reino Unido, por ejemplo, uno de cada tres consumidores tira la comida solo porque llega su fecha de caducidad, pero el 60% de ellos son aún seguros para ingerir. Ello corresponde a unas 4.2 millones de toneladas de comida útil en la basura cada año.

Otro ejemplo es México, donde se desperdician 20.4 millones de toneladas al año y con respecto al dinero son 26 millones de dólares en comida que se tira al año y el desperdicio de alimentos alcanza el 34.7 por ciento de lo que se produce.

El invento de los ingleses sigue perfeccionándose para salir al público con muchas más ventajas de las que tiene ahora. Desean ampliar su radio de acción a más tipos de alimentos, así como también poder ser usado para detectar productos químicos en la agricultura, la calidad del aire y la detección de marcadores de enfermedades mediante el aliento humano.