El sexo en su estado más salvaje
Si creías que hacerlo en público era algo loco, el proceso reproductivo de estos animales te dejará sin aliento.
Novio tóxico
Cuando se trata de relaciones tóxicas nadie le gana al pez rape. Una vez que la encuentra, el macho se queda pegado a la hembra ¡toda la vida! Y literal se convierte en un parásito que ella tiene que alimentar y una bolsa de espermatozoides cuando es necesario fecundarla.
Amor necrofílico
En el Amazonas hay una rana que practica la necrofilia. Durante el proceso de apareamiento la rana Rhinella proboscidea puede aplastar a la hembra hasta la muerte. Para la fecundación, el cadáver aún es apto para que los embriones maduren sin problemas.
¡Eres todo mío!
La araña blanca grande no está dispuesta a dejar ir a su pareja. Esta hembra segrega un líquido pegajoso de sus genitales que mantendrá pegado al macho durante la cópula. ¿Para qué? Para comérselo tan pronto terminen el acto.
Pierdo la cabeza por ti
¿Has perdido la cabeza por amor? Este macho sí. La mantis religiosa se comerá la cabeza de su pareja durante la reproducción. Pero no se trata de un acto reflejo. Al parecer esto incrementa las probabilidades de fertilización.
Cuando el tamaño sí importa
La babosa banana puede llegar a medir hasta 15 centímetros, los mismos que puede alcanzar el tamaño de su pene. Por eso debe elegir con mucho cuidado a una pareja de proporciones similares. De otro modo la hembra no durará en usar su boca para arrancarle el falo.